Tres de los seis tipos de combustibles limpios más utilizados en el mundo, son investigados en nuestro país para orientarlos hacia el transporte público. El propósito, es conocer cuáles son más factibles de aplicar con base en los factores económico y ambiental, y qué tan efectivos pueden resultar hacia futuro, indicó el Centro de Transporte Sustentable/ EMBARQ- World Resources Institute de México (CTS).
Jorge Macías Mora, Coordinador de Proyectos de la Dirección de Calidad del Aire y Cambio Climático del CTS México explicó que, para transportarse, el mundo tiene la capacidad de emplear actualmente los siguientes combustibles alternativos: gas natural comprimido, diesel de ultrabajo contenido de azufre; electricidad; etanol; biocombustibles e hidrógeno.
De todos ellos, México está en posibilidades de aprovechar tres tipos: gas natural comprimido; diesel de ultrabajo contenido de azufre y electricidad, mismos que son investigados en un estudio para determinar -en una primera etapa- cuál tecnología presenta menores emisiones en el escape de transporte público de pasajeros.
En una segunda fase, se analizarán los costos en el ciclo de vida de esas tecnologías. Esto es, definirá aquella tecnología que ofrezca la mayor reducción por peso gastado.
De acuerdo con estudios del Instituto Nacional de Ecología, la producción de electricidad en México contribuye con el 32% del bióxido de carbono presente en nuestro territorio (principal causante del calentamiento del planeta), así como el 68% de los óxidos de azufre (que, al penetrar a las vías respiratorias, pueden desarrollar enfermedades y hasta la muerte por asfixia).
El coordinador de proyectos vinculados al ambiente en el CTS añadió que la producción de energía eléctrica, implica arrojar al aire el 24% de partículas micrométricas que se contabilizan en México, las cuales pueden alojarse en los pulmones y vías respiratorias.
Se ha demostrado que exposiciones prolongadas a estos contaminantes pueden disminuir los niveles de la función pulmonar y aumentar el riesgo de padecer síntomas respiratorios, especialmente en personas asmáticas y en niños ya que tienen una frecuencia respiratoria mayor que los adultos.
Por lo que se refiere al costo de operación, tampoco es del todo viable, ya que -0comparado con autobuses que funcionan a base de diesel- el precio pagado por el combustible para autobuses eléctricos pudiera ser hasta 2 veces mayor.
Para el caso del gas natural comprimido, las investigaciones señalan que tiene potencial de emitir mayores cantidades de hidrocarburos (cancerígenos por tratarse de un combustible fósil), en comparación con el Diesel de Ultra Bajo Azufre, pero posee la ventaja de arrojar menos partículas micrométricas alterante nocivas para las vías respiratorias de la población y óxidos de nitrógeno.